“Combien de mots qui font mal et de gestes déplacés. Combien de fautes, de linge sale, combien de pièces au dossier. Combien de guerres inutiles faut-il encore déclarer”
Isabelle de Truchis de Varennes
“La realidad es una ilusión muy persistente”
Dora García
“¿Gastar la vida es usarla o no usarla?”
Clarice Lispector
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ACQUAINTANCE
Víctimas y combatientes de una guerra perpetua nos herimos. Acobardados cubrimos las cicatrices con nuevos desgarros. Un placebo para no sentir nuestro dolor ni el de los otros. Así es como empezamos a saber que estamos vivos, como descubrimos que la red que nos cubre es la red que tejimos, auxiliados por lazos y nudos que no supimos cuánto ahogaban hasta que fue demasiado tarde. Y es hoy cuando comienza el sabotaje.
No puedo hablar más que de otros sabiendo que me estoy mencionando, citando, parafraseando los rincones de un hogar que no es el mío. Sólo así soy consciente de que los muros que miro existen, de que las palabras que escribo son reales. Hoy comienzan la fiesta, hoy se inicia la revuelta.
Hans-Georg Gadamer (1) planteaba que la fiesta, la celebración, era el momento de ruptura improductiva dentro del entramado social. Un momento reglado, codificado en el que se producía la subversión de los ritmos de producción. Una discontinuidad, asumida por la fábrica social, pero ruptura a fin de cuenta. En nuestro proceso vital, lineal, consecutivo, necesitamos hitos que nos permitan ubicarnos, navegar en ese mar de desasosiego uniforme. Salir de nuestras rutinas para librar otras batallas. Disfrutar la vida, sentir que vivimos otra realidad y guardar un registro que demuestre que aquello existió.
Alegrías fingidas, poses tomadas prestadas, las mejores galas, la mejor sonrisa… es así como intentamos superarnos, aproximarnos a ese ideal que recibimos, que percibimos autentificado en cada imagen que nos proyectan. Somos otro fotograma más, otro negativo envejecido antes de haber sido disparado. En el fondo de la mirada un poso de melancolía ya que “la ilusión ya no es posible porque la realidad tampoco lo es.”(2)
Tal vez sea ese el último reducto en esta guerra perdida, el subterfugio de lo real. Familias que existieron, momentos construidos, elaborados según un dictado social pero reales en la conciencia de que querían ser reales, auténticas familias, auténticas fotos de revistas, auténticos ecos sociales, voces olvidadas empeñadas en tener un valor, en tener un sentido (3) en el vacío ilusorio de las ficciones.
Y es así como comenzamos a recopilar, a sumar recuerdos, vivencias , fotos, un archivo de lo que ha existido, aunque no sepamos muy bien cómo. La enumeración como recurso, la acumulación como el modo en el que la vida parece tener sustancia. Lo cotidiano como repetición, como rutina inserta en todo, también en lo excepcional (4)
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Así es como nos encontramos, nuestra mirada fija sobre un archivo de recuerdos de otros que nos asaltan familiares, parentescos taxonómicos, mudos. Y sobre esa superficie conocida, lo extraño. Lo insólito como recurso artístico (5). Pero hasta qué punto esas rarezas en la imagen no son lo habitual, lo cotidiano, el subtexto que emerge sobre la imagen, como los dramas familiares que asaltan la tranquila celebración de una familia, una aportación más a lo existente. Si, como enuncian algunos teóricos, el trauma es la forma de acercarnos a lo real (6), qué ocurre cuando sumamos aún más realidad a la que ya tenemos, qué aporta esa suma a lo que puede ser tan sólo un simulacro, aunque puede que sólo se trate de arte.
Estamos ya lejos del momento en que el arte poseía “ el poder milagroso e inquietante de hacer aparecer, de producir el ser y el mundo en la obra.”(7), la actualidad no permite nuevos pigmaliones , ya no buscamos la vida en el arte, porque tampoco buscamos la vida en la vida. Sólo somos conscientes de la existencia, de la propia y de los otros, utilizando las huellas, los rastros, las fotos… Guerrillas que pensaron alguna vez que estaban vivas, que poseían suficiente vida como para perderla congelada entre un obturador.
Y la guerra prosigue en los campos del conocimiento y el parentesco, en planicies que no estamos seguros de querer pisar, enredados en nosotros, celebrándonos….
Eduardo García Nieto
(1) Hans Georg GADAMER, La Actualidad de lo Bello , Paidós, 1991, pp. 68-69
(2) Jean BAUDRILLARD, Cultura y simulacro , Kairós, 2005, p. 47
(3)“El núcleo de la realidad es el sentido. Lo que no tiene sentido no es real para nosotros.”, Bruno SCHULZ, Obra completa , Siruela, 98, p. 327
(4) “Dondequiera que uno vaya se topa con lo excepcional. Se ha convertido en nuestra dieta cotidiana.”, Walter BENJAMIN , Historias y relatos , El aleph, 2005. p. 86
(5) “To shock was always the key verb in the avant-garde vocabulary.”, Kobena MERCER, “Looking for trouble”, Theory in Contemporary Art since 1985 , Blackwell, 2005, p. 360
(6) Hal FOSTER, El retorno de lo real. La vanguardia a finales de siglo , Akal, 2001, p. 170.
(7) Giorgio AGAMBEN, El hombre sin contenido , Altera, 2005, p. 59 |